La degeneración macular es una de las principales causas de pérdida de visión en personas mayores de 50 años. Se trata de una enfermedad progresiva que afecta la mácula, la zona central de la retina encargada de la visión detallada. A medida que avanza, puede dificultar actividades cotidianas como leer, reconocer rostros o conducir.
Detectarla a tiempo es clave para frenar su progresión y preservar la visión. En este artículo, explicamos qué es la degeneración macular, sus síntomas y cómo diagnosticarla antes de que afecte gravemente la calidad de vida.
Qué es la degeneración macular
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad ocular que provoca un deterioro progresivo de la mácula. Existen dos tipos principales:
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Degeneración macular seca (atrófica)
Es la forma más común y representa aproximadamente el 80-90 % de los casos. Se caracteriza por la acumulación de depósitos amarillentos llamados drusas, que dañan lentamente las células de la mácula. Su evolución es progresiva y suele afectar ambos ojos.
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Degeneración macular húmeda (exudativa)
Es menos frecuente pero más agresiva. Se produce cuando aparecen vasos sanguíneos anómalos debajo de la retina, que pueden filtrar líquido y sangre, dañando rápidamente la visión central. Si no se trata a tiempo, puede causar una pérdida visual severa en pocas semanas o meses.
Síntomas de la degeneración macular
La detección temprana es fundamental, ya que en sus primeras etapas la enfermedad puede ser asintomática. Los síntomas más comunes incluyen:
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Visión borrosa o dificultad para enfocar objetos.
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Pérdida de nitidez en la visión central.
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Aparición de zonas oscuras o manchas en el centro del campo visual.
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Dificultad para leer, escribir o reconocer rostros.
Si experimentas alguno de estos síntomas, es fundamental acudir a una revisión oftalmológica lo antes posible.
Factores de riesgo de la degeneración macular
Aunque la edad es el principal factor de riesgo, existen otros elementos que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar la enfermedad:
- Edad superior a 50 años.
- Antecedentes familiares de degeneración macular.
- Tabaquismo, que duplica el riesgo de padecer la enfermedad.
- Hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.
- Dieta pobre en antioxidantes y ácidos grasos Omega-3.
- Exposición prolongada a la luz ultravioleta sin protección.
Cómo detectar la degeneración macular a tiempo
La detección temprana es clave para evitar la progresión de la enfermedad. Los exámenes más efectivos incluyen:
- Examen de fondo de ojo
Permite observar la retina y detectar la presencia de drusas o alteraciones en la mácula.
- Prueba de la rejilla de Amsler
Consiste en una cuadrícula con líneas rectas. Si el paciente nota que las líneas aparecen deformadas o borrosas, puede ser un indicio de degeneración macular.
- Tomografía de coherencia óptica (OCT)
Es una prueba avanzada que genera imágenes de alta resolución de la retina, permitiendo detectar cambios estructurales en la mácula.
Opciones de tratamiento y prevención
Aunque la degeneración macular no tiene cura, existen tratamientos que pueden frenar su progresión y mejorar la calidad de vida del paciente.
- Suplementos vitamínicos
Estudios han demostrado que ciertos antioxidantes (vitaminas C y E, zinc, luteína y ácidos grasos Omega-3) pueden retrasar la progresión de la degeneración macular seca.
- Inyecciones intravítreas
En el caso de la degeneración macular húmeda, los fármacos antiangiogénicos ayudan a frenar el crecimiento de vasos sanguíneos anómalos y reducir la inflamación.
- Cambios en el estilo de vida
- Dejar de fumar.
- Mantener una dieta rica en frutas, verduras y pescado azul.
- Usar gafas de sol con protección UV.
- Realizar revisiones oftalmológicas periódicas, especialmente a partir de los 50 años.
Conclusión
La degeneración macular es una enfermedad progresiva que puede afectar seriamente la calidad de vida si no se detecta a tiempo. Con revisiones oftalmológicas regulares y hábitos de vida saludables, es posible retrasar su avance y proteger la visión.
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