El orzuelo es un granito o forúnculo que aparece en el borde del párpado, un bultito rojo que duele y suele durar unos días. El origen es una pequeña infección de las glándulas que tapizan los párpados y generalmente cede con medidas locales. Hay personas que tienen tendencia a padecerlos y otras veces aparecen de forma puntual. Se ven favorecidos por la blefaritis (la inflamación de las glándulas palpebrales), el estrés, las hormonas, alteraciones de piel, etc.

El tratamiento se centra en combatir esa inflamación y aplicar un antibiótico para la infección:

  • Calor local, ya sea húmedo o seco, para dilatar los conductos de las glándulas y que pueda salir el material acumulado en ellas.
  • Masaje suave en la zona del orzuelo para favorecer esa salida.
  • Pomada oftálmica con una mezcla de antibiótico y antiinflamatorio.

En algunas ocasiones el orzuelo se cronifica: se forma una cápsula alrededor, deja de estar inflamado y de doler, y permanece como una lentejita dura que no conseguimos eliminar. En esos casos se llega a la curación realizando una pequeña incisión bajo anestesia local y limpiando bien toda la zona en quirófano.

Cuando hay una tendencia a tener orzuelos, es primordial la prevención, que consiste en una serie de medidas de mantenimiento para evitar que aparezcan:

  • Calor local seco o húmedo en los párpados durante unos minutos.
  • Masaje para exprimir las glándulas.
  • Higiene palpebral, eliminando el contenido que hemos extraer con el calor y el masaje.

Hay muchas rutinas diferentes para la prevención de los orzuelos y el objetivo es ayudar al paciente a encontrar la que mejor le funcione según anatomía, forma de aplicación y particularidades de su caso.

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